El rechazo de los sindicatos y los empresarios a la reforma de pensiones no ha hecho desistir al Gobierno de sus pretensiones. Ha sido una de las reformas más reclamadas por Bruselas. La agenda del Gobierno está marcada el 31 de diciembre por Europa, pero antes y a pesar de todas las voces en contra, estará aprobada la reforma de pensiones. Los cambios diseñados por el Gobierno afectarán, por un lado, a la revalorización de las pensiones actuales y, por otro, al importe de las futuras prestaciones.
Estas son algunas claves y consecuencias de la nueva reforma que ya conocemos:
1. ¿A quiénes afectan los próximos cambios?
La reforma tiene dos novedades principales. La primera de ellas, consiste en un cambio en el sistema de revalorizar las cuantías de los nueve millones de pensionistas existentes. La segunda de las novedades es la creación de un factor de sostenibilidad, que ajustará la cuantía inicial de las futuras prestaciones de jubilación a la esperanza de vida. Este último cambio afectará a todas las nuevas pensiones que se den de alta a partir del 1 de enero de 2019. Parece que el Gobierno insiste en alargar la agonía, prolongar la salida de la crisis y renuncia al estado de bienestar que teníamos consolidado antes de la crisis.
2. ¿Cómo se revalorizan las pensiones antes y después de la reforma?
Desde 1997, las pensiones se revalorizan anualmente según el dato del IPC de noviembre. Así, los pensionistas reciben cada mes de enero una paga única que les compensa la diferencia entre el aumento aplicado por la previsión de IPC del año anterior y el IPC real de noviembre. Y esa cantidad se incorporaba para siempre en las nóminas de los pensionistas. Si el IPC de noviembre era inferior a la subida aplicada al inicio del año, los pensionistas no tenían que devolver la diferencia. Además, junto a esta actualización, las pensiones podían experimentar las subidas que cada Gobierno estimara oportunas, en función de las disposiciones presupuestarias.
La novedad anula cualquier esperanza de subida ya que, desde el próximo 1 de enero de 2014 cambiará este sistema de actualización de las pensiones, que pasarán a actualizarse con un nuevo índice de revalorización. Las pensiones subirán, como mínimo, un 0,25% anual, pero el Ejecutivo no habla de que este será también el máximo. De esta forma, los actuales gobernantes se garantizan poder lanzar el mensaje, en clave electoral, de que suben las pensiones en un momento de crisis tan duro como el actual. Sin embargo, “se olvidan” de decir que una vez pasado el temporal y cuando la economía empiece a remontar este porcentaje en ningún caso podrá aumentar.
Aplicándolo a la realidad, si la coyuntura es tan negativa como la actual, las pensiones subirían un 0,25%. En cambio, si la economía española estuviera creciendo, las pensiones no podrían sobrepasar el Índice de Precios al Consumo (IPC) más el 0,25%. Por tanto, a efectos reales, la revalorización de las pensiones deja de crecer a los ritmos de los últimos años y hace que se gane menos en tiempos de bonanza. Por su parte, en tiempos de recesión como el actual, las pensiones perderían poder adquisitivo.
3. ¿Podrán bajar las pensiones con el nuevo índice de revalorización (FRA)?
No, pero tampoco podrán subir más del 0,25%. Lo que el Gobierno obvia es que aunque se mantiene un mínimo de subida que en la coyuntura actual implica mejora de las pensiones, es que también puede ocurrir que las pensiones se devalúen. Esto ocurrirá los años en los que el índice de revalorización resulte inferior al IPC de ese ejercicio y el Gobierno no decida agotar el margen de subida que le permite la ley.
4. ¿En qué consiste el factor de sostenibilidad que se aplicará desde 2019?
Será un coeficiente que se aplicará en el momento de calcular la primera pensión de los nuevos jubilados a partir del 1 de enero de 2019. Este coeficiente se sumará a los parámetros ya existentes para calcular la pensión inicial (edad de jubilación, número de años cotizados, cantidad aportada etc.) y relacionará la cuantía de la prestación con la esperanza de vida del perceptor en el momento de cumplir los 67 años. Es lo que los expertos han denominado Factor de Equidad Intergeneracional (FEI).
Es el indicador que más polémica generó en la opinión pública cuando el gabinete de expertos convocado para analizar la reforma de las pensiones anunció sus conclusiones en el mes de junio. Este factor conlleva que la cantidad a percibir en la pensión irá bajando a medida que aumente la esperanza de vida. El Ejecutivo no sigue la recomendación de los expertos de adelantar la aplicación de este factor, y opta por minimizar el coste electoral de esta medida, que traslada el problema a quien gobierne la próxima legislatura. Como estamos acostumbrados, una vez más el Gobierno se esconde en medias verdades y evita tomar decisiones reales con el único objetivo de mantenerse en el poder.
Para los ciudadanos el resumen es contundente: cobraremos menos a costa de vivir más. Por ejemplo en 2021, dentro de 8 años, quien se jubile tendrá una pensión un 5% más baja de alguien que se jubile hoy. De ahí, de diez en diez años, la cuantía va bajando en torno a un 5%. Así en 2040, la diferencia será de un 15% más bajas que las actuales, o incluso un 20% más bajas para quienes se jubilen en 2050.
5. ¿Esta reforma garantiza que el sistema Seguridad Social no vaya a necesitar nuevos ajustes?
No. De ninguna manera. Otra de las conclusiones que pasaron más desapercibidas del informe de los expertos sobre las pensiones aseguraba que, si no se introducen nuevas reformas (que aumenten los ingresos y/o ajusten los gastos), se producirá una descompensación a partir de principios de la próxima década que hará que la pensión media del futuro sobre el salario medio disminuya significativamente. Con estas condiciones, las prestaciones podrían recortarse en torno a un 5% cada diez años.