Bajar los sueldos a los trabajadores españoles. Ésta parece ser la única fórmula que se les ocurre a ciertos organismos internacionales para combatir el grave problema del desempleo en nuestro país y para mejorar su competitividad.
Primero fue el FMI que tras hacer públicas sus pesimistas previsiones sobre la economía de España para los próximos años recomendó una nueva reforma laboral que incluya una rebaja de los salarios del 10% en dos años proponiendo que dicho recorte salarial se hiciera por medio de un pacto social en el que los empresarios se comprometieran a aumentar la contratación.
Y ahora ha sido el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Olli Rehn, quien ha defendido los recortes salariales de hasta un 10% propuestos para España por el Fondo Monetario Internacional y ha instado a sindicatos y a empresarios a lograr un gran acuerdo para fomentar el empleo.
Desde FASGA estamos totalmente en contra de estas propuestas porque consideramos que a los trabajadores de este país ya no se nos pueden pedir más sacrificios, ni exprimir más. Ya está bien de que seamos los mismos de siempre los que suframos los recortes y paguemos los platos rotos de los excesos cometidos por otros. Bajar los sueldos no es garantía de creación de empleo, algo que comparte un experto en la materia como es el catedrático de economía Niño Becerra o quienes piensan que sería mejor solución rebajar las cotizaciones sociales y no los salarios.
En FASGA no pretendemos ser expertos en Economía, pero cuando ni los propios economistas se ponen de acuerdo en las consecuencias que tendrían estas medidas, sólo podemos fiarnos de los hechos.
Desde el inicio de la crisis muchas familias se han quedado sin ingresos y están pasando situaciones dramáticas para salir adelante. Además, muchos de los que aún conservan su puesto de trabajo han comprobado que también han perdido un importante poder adquisitivo cifrado en el 6,2% por el recorte o congelación de sus nóminas y por la subida de impuestos: En concreto, en el año 2012 la pérdida fue de un 1,9%. Desde el año 2008, el salario medio real en España, es decir, una vez descontado el efecto de la inflación, sufre una caída en su poder adquisitivo del 2,3%.
En definitiva, los salarios, no sólo se han visto reducidos desde el inicio de la crisis, sino que han perdido poder adquisitivo por el incremento de la inflación, y lo cierto es que no se ha creado empleo.
Desde luego a nosotros no nos salen las cuentas. Bajar los salarios todavía más, podría mejorar la competitividad de las empresas y favorecer las exportaciones pero, supuestamente, lo que es seguro es que provocaría que el consumo interno siguiera en continuo descenso.
Lo que sí parece más claro es que si se consumiera más, las empresas, incrementarían sus ventas y, por lo tanto, tendrían que aumentar la contratación para responder a este incremento de la demanda. Hasta ahora, esto no se ha logrado reduciendo los salarios.
Parece más razonable probar otras recetas como las que FASGA puso de manifiesto en las ruedas de prensa de la CESI de Lisboa y Madrid, rebajar las medidas de austeridad impuestas en nuestro país, parece lo más lógico, rebajando los impuestos a las empresas y facilitando su acceso al crédito, podrían favorecer un incremento de los ciudadanos con un puesto de trabajo. Esto fomentaría el consumo y que, a su vez, las empresas contrataran más.