Las mejoras que la Reforma Laboral no ha traído en 2012

El pasado 10 de febrero la ministra de Empleo, Fátima Báñez presentó la Reforma Laboral que, según el Gobierno, pararía la sangría de desempleados, pondría las bases para la generación de empleos y los mecanismos de flexibilidad interna necesarios para mantener los puestos de trabajo.  Diez meses después hacemos balance de la Reforma y seguimos confirmando que, como ya calificamos en su día, se trataba de una reforma  incompleta e insuficiente en algunos aspectos y excesiva en otros.

Como ya dijimos la nueva normativa facilita y abarata el despido. Hasta el pasado mes de septiembre, el número de empresas que se habían acogido al despido “caro” (de 33 días de indemnización frente a los 20 que establece la Reforma Laboral) había descendido un 40% respecto al mismo momento del año anterior. Además, la reforma laboral ha reducido en un 9% los pagos en indemnizaciones, lo que supone un descenso sin precedentes en toda la serie histórica, que arranca en 2000.

Nuestra premisa de que el empresario tendría mucho más fácil justificar un despido objetivo alegando causas económicas y de productividad también se está cumpliendo. A la espera de los datos de la segunda mitad del año, la utilización del despido por causas económicas se ha generalizado, con una caída hasta el 15% de los despidos improcedentes que en 2009 eran un 88% de los despidos registrados.

Además los Tribunales han rechazado 26 de los 34 Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) presentados hasta diciembre, que permitía mantener algunos puestos de trabajo con ciertas condiciones a muchas empresas. Hasta septiembre se han registrado 607.415 despidos, y sólo el 12% fue por ERE.

La Reforma tampoco ha traído la implantación de los mecanismos de flexibilidad interna necesarios para mantener los empleos. Las cifras son las que son, y se ha pasado de 4.712.098 parados del mes de febrero a 4.907.817 en noviembre, según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Las modificaciones en la jornada laboral, el horario, el salario o el sistema de rendimiento no se están llevando a cabo y, como hemos dicho anteriormente, el despido barato es la mejor solución para la empresa.

Además, también se echan de menos los incentivos para la contratación con los que se presentaba la Reforma en febrero. El número de contratos registrados desde el mes de marzo hasta noviembre es de 10.712, muy lejos de los 14.433 registrados en 2011 o de los 18.526 contratos del año 2006.

A pesar de todos estos datos, desde el Gobierno siguen defendiendo la Reforma Laboral. La ministra Báñez se refuerza en los 73.600 contratos para pymes y los 50.200 contratos de formación creados desde febrero. Y el ministro de Economía Luis de Guindos lo hace escudado en datos económicos afirmando que el 30% de las correcciones de los costes laborales de los últimos meses se ha producido sin apenas destrucción de empleo.

Sin embargo, estos datos no nos parecen suficientes teniendo en cuenta la situación laboral y económica en la que nos encontramos. La Reforma prometía grandes logros en el medio plazo y las cifras no están demostrando que se estén consiguiendo. Está claro que se están poniendo de manifiesto las consecuencias de una errónea reforma del mercado laboral, lo que unido a sus carencias impide que esta Reforma logre los objetivos previstos.  Por ejemplo, como ya dijimos se echa en falta haber incluido incentivos para la contratación, con bonificaciones o rebajas en las cuotas. Cualquier medida que, de verdad, suponga recuperar y mantener los puestos de trabajo.

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