El éxito o fracaso de una huelga no solamente se mide por el respaldo obtenido por parte de los trabajadores, a todas luces escaso en el caso del 14 de noviembre. Lo que realmente hace que una jornada de paro general de estas características tenga éxito o no es la capacidad de las fuerzas sindicales convocantes para modificar las decisiones del Gobierno y si se terminan haciendo caso a sus exigencias planteadas. Si nos guiamos por esta cuestión claramente podemos asegurar que la jornada de huelga general del 14 de noviembre no ha servido absolutamente para nada. Bueno, sí, para dañar nuestra credibilidad e imagen exterior con un coste de 2000 millones de euros.
El Gobierno parece que no va a dar un sólo paso hacia atrás en su política de recortes, ni va a eliminar ninguna de reformas decididas para aliviar el déficit público, entre otras cosas, porque para lograr financiación exterior el Ejecutivo tiene que cumplir una serie de requisitos que le vienen impuestos desde fuera. Y por más que sigan haciendo huelgas, paros o manifestaciones estos sindicatos de clase, todo indica que el Gobierno no va a cambiar su forma de actuar.
Desde que los sindicatos de clase anunciaron la convocatoria de huelga para el 14 de noviembre, FASGA y la mayoría de los sindicatos independientes nos posicionamos en contra del paro general. Ya en la huelga del pasado mes de marzo valoramos cuánto cuesta un paro de estas características al país, y debido a la situación económica, que no ha dejado de empeorar, se vuelve a comprobar que la huelga no es la solución a nuestros problemas.
Los propios sindicatos de clase han reconocido que ha sido la huelga con menos respaldo de la democracia. Ccoo y ugt deberían reflexionar acerca del escaso seguimiento del 14 N pues con el descontento social existente, 5 millones de parados, y los recortes y subida de impuestos que estamos sufriendo, era un escenario idóneo para haber conseguido una movilización mucho mayor. Y no ha sido así. Todo lo contrario.
Por tanto, si estos convocantes, tan dados a manipular datos, asumen que tuvieron menos respaldo que la huelga del pasado mes de marzo, está claro que el 14N ha sido un auténtico fracaso.
Ahora no era el momento para convocar una huelga general. Todos los ciudadanos, independientemente del sector en el que trabajamos, estamos cansados ante la realidad económica de España. El que más y el que menos está sufriendo las consecuencias de la crisis y tiene motivos para protestar y manifestarse, pero dejar de ir a trabajar un día perdiendo el salario correspondiente no es la solución. Y tampoco era el momento.
No sólo el fracaso de la huelga de marzo anunciaba el fracaso del paro de ayer. Grecia, otros de los países de la Unión Europea que más está sufriendo la crisis, ha realizado innumerables huelgas generales que, con el paso del tiempo, se ha demostrado que no han servido para nada. Los trabajadores cada vez confían menos en los sindicatos de clase, y el número de afiliados no deja de descender.
Los sindicatos de clase están sin rumbo. Su falta de independencia política explica el descontento de los trabajadores. Durante mucho tiempo han estado callados y han sido partícipes directos de las políticas económicas del gobierno anterior. Su aportación a la crisis después de muchos años de silencio e inacción cuando la situación era igualmente grave ha sido incitar manifestaciones, huelgas o protestas.
Ccoo y ugt empujan a los trabajadores a que acudan a una huelga perdiendo su propio salario y todo para nada. Es una medida inútil que no aporta ningún resultado.
¿Qué han conseguido en las tres huelgas generales que han convocado en los últimos años? NADA ¿Para que han servido? ABSOLUTAMENTE PARA NADA
Además, ccoo y ugt no tienen ninguna credibilidad ni un criterio de actuación propio. Al final los sindicatos de clase sólo consiguen frenar frenan la actividad en los sectores donde coaccionan y amenazan.
Desde FASGA vamos a seguir luchando por los empleos y derechos de nuestros trabajadores. No nos cansaremos de decir que esto es un problema de todos que entre todos tenemos que intentar solucionar. Pero con otros métodos, no a través de huelgas generales.