Crisis del modelo de representación de los sindicatos de clase

En las últimas semanas hemos visto como los sindicatos de clase en España más que defensores y representantes de los trabajadores, han estado actuando como políticos profesionales. Desde el primer momento estuvieron en contra de la Reforma Laboral, en la que no participaron durante meses, organizaron una manifestación el día 11 de marzo, con el significado que ese día conlleva para nuestro país, y han convocado una huelga general para el día 29 de marzo.

Una actitud de sobreexposición y omnipresencia en el debate político que, si nos ceñimos a los principios y fundamentos del sindicalismo, no debería ser así. Pero los trabajadores, y empresarios, también se están dando cuenta y desconfían de los sindicatos de clase.

CCOO y UGT tienen en España un 19% de afiliación. Un número lo suficientemente bajo, comparado con otros países de Europa, como Suecia con un 75%, como para pretender ser parte del debate ideológico, querer marcar la agenda política del país y ser los protagonistas de la actualidad.

En los últimos años se está produciendo en España una crisis del modelo de representación de los sindicatos de clase. Además de la falta de credibilidad, las decisiones y acuerdos firmados por las sedes centrales nada tienen que ver con la realidad que se vive en los centros de trabajo. Situación que algunos han denominado como la “argentinización” de los sindicatos, en donde la influencia de los líderes sindicales sobrepasa las funciones que le corresponden.

Ante esta situación, desde FASGA queremos seguir defendiendo el sindicalismo profesional e independiente en el que nos ocupamos de representar los derechos de nuestros trabajadores. No buscamos las portadas, las manifestaciones, las entrevistas. Nuestra preocupación y para lo que día a día trabajamos es para defender a nuestros trabajadores, mantener sus puestos de trabajo en estos tiempos de crisis y conseguir unas condiciones laborales adecuadas.

Basta ya de llamar convertir el sindicalismo en una opción ideológica en vez de una representación independiente de los trabajadores.

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