Desde 2008, los sindicatos de clase -UGT y CCOO- han recibido más de 1.000 millones de euros del Gobierno español. Un dinero que, en teoría, debería destinarse a la protección de los derechos de los trabajadores y su formación. Mucho nos tememos, conociendo a estas organizaciones, que gran parte de este dinero se ha desaprovechado, por no decir que se ha tirado directamente a la basura.
El artículo de La Razón que adelantaba esta cifra señalaba también que, debido a la crisis, estos sindicatos van a tener que empezar a autofinanciarse, siguiendo un modelo más parecido al alemán. Sin embargo, no es necesario irse a Alemania para encontrar sindicatos que se autofinancian. Ya existen en España algunos sindicatos financiados principalmente a través de sus afiliados y FASGA está entre ellos.
Nuestro sindicato se financia mayoritariamente a través de las cuotas de los más de 40.000 afiliados que han decidido confiar en nosotros para que les representemos. Recibimos también ayudas públicas para el desarrollo de programas de formación, como cualquier sindicato, pero ni mucho menos estas ayudas suponen el 90% de nuestra financiación, como ocurre en el caso de UGT y CCOO.
Las ventajas de nuestro modelo son varias:
- Por un lado, garantiza la independencia de nuestro sindicato, que no necesita aliarse con el Gobierno ni con ningún otro poder para garantizar su supervivencia. En FASGA respondemos sólo ante nuestros afiliados y los trabajadores.
- Esta independencia nos obliga a trabajar duro cada día para defender los derechos de los trabajadores, puesto que de lo contrario nos darían la espalda. En otras palabras, no nos podemos permitir la pasividad y el inmovilismo de los sindicatos de clase.
- Además, tenemos que optimizar nuestros recursos para ser más eficientes. Cada euro que invertimos, lo invertimos bien, porque sabemos que no disponemos de fondos ilimitados.
- Por último, la autofinanciación garantiza una relación más estrecha entre los trabajadores y el sindicato, puesto que obliga a una mayor implicación y rendición de cuentas por ambas partes.
Muchas veces se dice que las crisis son una oportunidad para corregir desequilibrios y salir reforzados. Y aunque nos gustaría que este cambio no llegara tras haber alcanzado los cinco millones de parados, debemos alegrarnos por el hecho de que la autofinanciación se convierta, poco a poco, en la principal fuente de ingresos de todos los sindicatos en España. En FASGA somos pioneros en este sentido, y por lo tanto tenemos mucho que decir y aportar en este proceso.
Estamos convencidos de que la autofinanciación es el modelo a seguir para garantizar la supervivencia de los sindicatos en el siglo XXI y, al mismo tiempo, para poner fin de una vez por todas a los intereses y los privilegios de todo tipo que todavía hoy conservan los sindicatos de clase y que degradan la imagen del sindicalismo en nuestro país.