El sindicalismo de clase, a la desesperada

El barco de los sindicatos de clase se hunde

El barco de los sindicatos de clase se hunde

En un post anterior hablábamos de cómo, lejos de estar en decadencia, el sindicalismo tiene mucho futuro por delante. Eso sí, el sindicalismo independiente y profesional, flexible y adaptable a las circunstancias de los trabajadores.

Casi a diario, los medios de comunicación nos permiten observar cómo este modelo sindical, defendido por organizaciones como FASGA, se impone frente al sindicalismo de clase, representado por UGT y CCOO. Estos dos sindicatos han demostrado sobradamente su incapacidad para adaptarse a los nuevos tiempos y defender a los trabajadores que con este fin les han elegido.

Las últimas dos noticias que hemos leído a este respecto son bastante sorprendentes a la par que tristes por lo que implican para los trabajadores. Por un lado, UGT Castilla-La Mancha ha presentado un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afecta… ¡a sus propios trabajadores! La organización lo atribuye a “causas organizativas, técnicas y de producción”, pero no es difícil imaginar que estos despidos son otro resultado de su mala gestión. ¿Qué puede esperarse de sindicatos que ni siquiera pueden garantizar el empleo de los suyos?

Por otro lado, el Confidencial revelaba recientemente que cada vez son más las voces que apuestan por la fusión de CCOO y UGT. Estos sindicatos deben pensar que una fusión puede contrarrestar su desorientación… pero nos tememos que lo único que conseguirán será crear un monstruo aún más grande e ingobernable, incapaz de dar soluciones con la rapidez que el mundo laboral actual demanda.

Pronto veremos en qué acaba todo esto, pero lo que es seguro es que el desmantelamiento progresivo de las estructuras de UGT y CCOO y el lento pero continuado ascenso del sindicalismo independiente es una gran noticia para los trabajadores y para todos aquellos que desean volver a trabajar.

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