¿Cómo afecta el rating de Standard&Poor´s, Fitch y Moody´s al empleo?

Hasta hace unos cuantos meses, pocos de nosotros habíamos escuchado hablar de Standard&Poor´s, Fitch y Moody´s. Desconocíamos a qué se dedican estas agencias, qué papel juegan dentro del sistema económico-financiero, cómo nos afecta su actividad… Por no saber, la mayoría no sabía ni que existían. Sin embargo, la crisis económica que comenzó en 2008 ha hecho que estos tres nombres aparezcan en el telediario prácticamente todos los días.

Standard&Poor´s (S&P), Fitch y Moody´s son agencias de calificación, es decir, agencias dedicadas a valorar el riesgo de impago y la solvencia de emisores de deuda como el Estado español. En otras palabras, estas tres organizaciones son, en buena medida, las encargadas de determinar la confianza en España y su economía en los mercados internacionales. A ellas son atribuibles, también, las subidas y bajadas de la prima de riesgo, ese otro concepto que tanto escuchamos últimamente y sobre el que ya escribimos el verano pasado.

El objetivo de este post es explicar cómo la actividad de esta triada influye sobre la principal preocupación de los españoles y de organizaciones como FASGA desde hace ya varios años: el empleo. Para ello, vamos a responder una serie de preguntas.

¿Cuál es, exactamente, el papel de estas agencias?

Standard&Poor´s, Fitch y Moody´s actúan, básicamente, como consejeros de los inversores. Su actividad consiste en evaluar a empresas y Estados para determinar su solvencia, es decir, el riesgo que supone invertir en esas empresas o Estados. A esta calificación o evaluación se le denomina rating.

¿Cómo influyen sus decisiones en la economía?

El rating establecido por estas agencias puede suponer la diferencia entre el éxito y el fracaso para una empresa o Estado. Si las agencias otorgan una buena nota, las posibilidades de obtener financiación con un menor coste aumentan, porque los inversores se sienten más seguros. Si, por el contrario, la nota es negativa, disminuye la confianza.

Así, por ejemplo, el rating actual de Grecia es extremadamente malo, próximo a la suspensión de pagos o quiebra. Los inversores exigen al Estado griego unos intereses muy elevados a cambio de comprar su deuda porque, de acuerdo a la nota de las agencias de calificación, invertir en bonos griegos puede salir caro. De ahí la delicada situación que atraviesa la economía griega.

El siguiente cuadro publicado recientemente en El País recoge las posibles calificaciones y el rating actual de varios países de la UE.

¿Cómo afecta el rating al mercado laboral español?

De acuerdo con el cuadro anterior, el rating de España sigue siendo bueno, puesto que se sitúa por encima del Aa3 en la evaluación de Moody´s y el AA- en el caso de S&P y Fitch. Sin embargo, dos de estas agencias rebajaron la calificación de nuestro país recientemente, y señalaron que la perspectiva es negativa, lo cual quiere decir que la calificación podría seguir bajando. Y ayer mismo, Moody´s rebajó la nota de varias comunidades, entre ellas Castilla-La Mancha, que queda a la altura de los bonos basura.

A medida que disminuye nuestra nota, disminuye la confianza en la solvencia de España, las inversiones en nuestro país se reducen y la financiación nos sale más cara.

Como consecuencia de todo ello, no se genera o se destruye empleo y, al mismo tiempo, cuanto más empleo se destruye, más aumenta la desconfianza en la economía española y mayores son las probabilidades de que las agencias disminuyan el rating de España. Entramos así en un bucle del que parece complicado salir y que puede determinar la evolución del empleo en los próximos meses y años.

¿Hay solución?

Sí que la hay. En primer lugar, la solución debe llegar desde la Unión Europea, que debe tomar las medidas necesarias para generar confianza en el euro y sus economías. Los ajustes y recortes aplicados por el Gobierno español pretenden, precisamente, mejorar los niveles de confianza en España, pero no debeos olvidar que estamos ante una crisis global y que la solución depende de nosotros, pero también de muchos otros actores.

Los sindicatos tenemos un papel muy importante en este proceso, puesto que somos el nexo entre trabajadores y empresas.

Por eso no nos cansamos de criticar al sindicalismo de clase (representado por UGT y CCOO) que, cada día, parece levantarse de la cama con la intención de sabotear la confianza que todavía, y a pesar de nuestros graves problemas, transmite la economía española en el mundo.

Y por eso no nos cansamos de defender nuestro modelo sindical, basado en la profesionalidad e independencia, que garantiza que las decisiones se toman exclusivamente pensando en el bienestar y el futuro de todos nosotros.

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