A UGT y CCOO no hay nada que les guste más que unas buenas pancartas, y aprovechan cualquier ocasión para demostrarlo. El próximo 6 de septiembre han convocado una manifestación para protestar por la reforma de la Constitución que fija un límite de déficit público y para pedir un referéndum sobre esta cuestión.
Que nadie nos malinterprete, no es que no nos gusten las manifestaciones o las protestas. La defensa firme de los derechos adquiridos es una obligación de cualquier sindicato, y eso lo sabemos muy bien los que nos dedicamos a representar a los trabajadores cada día, como hacemos en FASGA.
Lo que no nos gusta es la hipocresía y el oportunismo. No nos gusta que UGT y CCOO salgan a la calle “en defensa del estado del bienestar” cuando su ineficiencia y su incapacidad para luchar por el empleo es, en parte, lo que nos ha llevado a que nuestro modelo de protección social esté en peligro. Tampoco nos gusta que traten de limpiar su imagen aproximándose y tratando de politizar a colectivos con mejor reputación, cuando han estado todo este tiempo, de meros espectadores, sin realizar una sola propuesta, mientras recibían cuantiosas subvenciones.
Lo que nos gustaría es que, en lugar de gastarse las subvenciones públicas que reciben en pancartas y autobuses fletados, se las gastaran en programas para hacer más eficientes sus estructuras propias del siglo XIX, en programas de formación para los trabajadores a los que dicen representar, en servicios a los desempleados…
En fin, lo único que podemos desearles es que un día, más pronto que tarde, se replanteen de verdad su modelo sindical, como han dicho que van a hacer. Poco más se puede pedir cuando se trata de los fanáticos de las pancartas…