En nuestro último post comentábamos que nuestro país atraviesa una difícil situación económica. Como hemos subrayado en diversas ocasiones, el trabajo independiente y profesional de FASGA es ahora más importante que nunca para garantizar un empleo estable y de calidad a los trabajadores. La seriedad y el compromiso de nuestro sindicato están dando buenos resultados en los centros de trabajo en los que estamos presentes.
Conseguir los objetivos marcados depende de muchos factores. Entre ellos de la capacidad negociadora, un aspecto clave y diferenciador de FASGA en comparación con otros sindicatos.
Una negociación es un proceso complejo en el que intervienen multitud de variables y en el que la actitud de las partes juega un papel fundamental. Es necesario tener muy claro cuáles son los límites, las líneas rojas que no se pueden cruzar, pero también qué puntos son negociables y nos pueden ayudar a acercar posturas. Además, tan importante es conocer los límites propios como los de las otras partes sentadas en la mesa de negociación.
Para negociar hay que tener la voluntad de negociar –a algunos algo tan básico a veces se les olvida-, de dialogar y de alcanzar acuerdos que beneficien a todos para asegurar, de esta manera, que los pactos serán duraderos. Negociar no puede significar cerrarse en banda, no escuchar o mantener posturas que podían ser válidas décadas atrás pero que ya no se adecúan a la realidad. Negociar no es hacer falsas promesas aún sabiendo que imposibilitan cualquier acuerdo. Negociar, por supuesto, no es actuar de cara a la galería. Lamentablemente, esta actitud se aprecia frecuentemente en los sindicatos de clase, presionados muchas veces además por su falta de independencia y su necesidad de subvenciones.
La capacidad negociadora de FASGA se basa en un conocimiento profundo de los sectores en los que está presente, y en su capacidad para adaptarse al contexto y a las circunstancias económicas. Para nosotros es evidente que una negociación es diferente estando en un periodo de crisis o en uno de bonanza económica. Para otros no lo es tanto.
Saber negociar también es tener altura de miras y asumir que, en ocasiones, es necesario realizar sacrificios para asegurar el empleo estable. Es defender mensajes realistas a pesar de que puedan resultar impopulares, es ser consecuentes y responsables para actuar con el convencimiento de que las decisiones adoptadas repercutirán positivamente en los trabajadores.
La presencia de FASGA en los procesos de negociación de determinados sectores ha garantizado que no se produzcan Expedientes de Regulación de Empleo, despidos masivos o recortes en los salarios, así como la firma de cláusulas de mantenimiento del empleo, uno de nuestros mayores logros. Los compañeros de estos sectores disfrutan hoy en día de un porcentaje de estabilidad laboral superior al 90%.
Mientras, la inacción de los sindicatos de clase ha derivado en un aumento imparable de la tasa de desempleo y en la consolidación de un modelo de mercado laboral que sufre porcentajes inasumibles de temporalidad. Las pancartas y los grandes discursos, por sí solos, no garantizan ningún puesto de trabajo.