El sindicalismo independiente, aliado del Estado del bienestar

Estado del bienestarNo hay que estudiar Economía para comprender que el Estado del Bienestar se basa en un sencillo ciclo según el cual las prestaciones sociales se financian a través de los impuestos y las cotizaciones de ciudadanos, trabajadores y empresas. Entre estas prestaciones se encuentran los subsidios por desempleo, de tal forma que si el número de desempleados crece exponencialmente, los recursos que hay que destinar a pagar estos subsidios crecen también.

Y esto es lo que está pasando en España, hasta tal punto que la situación comienza a ser insostenible. Como señala Cinco Días, “los ocupados alcanzan los 18,15 millones de personas, que tienen que aportar recursos para financiar la protección de los 4,91 millones de parados y los 8,78 millones de pensionistas en la nómina de la Seguridad Social”. Es decir, el ratio de dependencia es de 1,3 ocupados por cada pasivo.

En definitiva, el estado del bienestar depende del empleo y sólo con empleo puede mantenerse. Y por ello, la actual crisis económica está poniendo en riesgo el Estado del bienestar. Esta fue una de las cuestiones que abordamos en nuestro último Congreso estatal, donde reafirmamos nuestro compromiso con este modelo de organización social.

El modelo sindical que defiende FASGA, basado en la independencia y la profesionalidad, contribuye al sostenimiento del Estado del bienestar. Puesto que sólo respondemos ante los trabajadores a los que representamos, introducimos los cambios y adaptaciones necesarias en nuestras formas de hacer y trabajar, negociamos con los agentes, promovemos la formación y la competitividad, nos movemos con rapidez y nos anticipamos… Todo con el objetivo de mantener el empleo.

En ocasiones hemos tenido que tomar decisiones difíciles que pueden suponer sacrificios, pero a la larga han demostrado que han sido beneficiosas, porque nuestra independencia es la mejor garantía de que tomamos las decisiones pensando sólo en lo que beneficia y perjudica a los trabajadores.

Siguiendo el mismo razonamiento, si el estado del bienestar depende del empleo, entonces todos aquellos que no contribuyen a crear empleo están deteriorando el estado del bienestar. Y aquí es donde aparece el sindicalismo de clase que, sujeto a todo tipo de intereses políticos y anquilosado en un modelo propio del siglo XIX, ha sido incapaz de dar una respuesta a la actual crisis. UGT y CCOO dicen ser los principales defensores del Estado del bienestar, pero no se dan cuenta de que con su irresponsabilidad e ineficiencia lo están destruyendo… ¿o quizá si son conscientes?

La solución a la crisis actual pasa por la creación de empleo. Esa debe ser la prioridad número uno. No sólo para garantizar nuestro bienestar presente, sino para garantizarlo también en el futuro.

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