¿A qué juegan la patronal y los sindicatos de clase?

19 de marzo de 2011. Esa fue la fecha límite que el Gobierno dio a la patronal y los sindicatos UGT y CCOO para llegar a un acuerdo sobre la reforma de la negociación colectiva. 81 días y varias prórrogas más tarde, seguimos sin el anunciado pacto. Y lo que es más grave, la decisión final va a estar en manos del Gobierno, que parece haberse convertido en el nuevo regulador de las relaciones laborales en España. La CEOE y los sindicatos de clase anunciaron recientemente la ruptura de las negociaciones.

La reforma de la negociación colectiva no es una cuestión baladí que puede estirarse como un chicle; es una de las grandes reformas estructurales exigidas desde el exterior para recuperar la confianza en la economía española y acabar con unos datos de desempleo vergonzosos e insostenibles y con el sufrimiento de muchas familias. Les gustara o no, era un acuerdo que la CEOE y los sindicatos mayoritarios, en teoría los que mejor conocen las necesidades de empresas y trabajadores, tenían que tomar.

Por otra parte, todo el proceso se vuelve cada vez más raro e incomprensible. Sindicatos y CEOE dicen ahora que no les gusta el proyecto de reforma que ha presentado el Gobierno, que afirmó que “cogería como base para el texto la situación de ‘casi acuerdo’ expresada por los sindicatos”. O alguna de las partes miente y el borrador del Gobierno recoge el acuerdo mínimo que ya se había pactado, o no se entiende nada. Lo que está claro es que los titulares de estos días no favorecen a la economía española.

¿A qué están jugando LA CEOE, UGT y CCOO? ¿Acaso no sienten la urgencia y la gravedad de la crisis económica que millones de trabajadores y familias sufren desde hace años? Parece que no. Poco puede esperarse de unos individuos que, tras romper unas negociaciones que determinarán el futuro de los trabajadores españoles, son capaces de bromear y hacerse carantoñas en un desayuno en el hotel Ritz. Indignante.

El viernes, el Consejo de Ministros aprobará la reforma, una situación a la que nunca se tendría que haber llegado. Representantes de empresas y trabajadores nunca deberían dejar una decisión de tal importancia en manos del Ejecutivo. Lo cual nos lleva a pensar si estas organizaciones sirven para algo.

¿Qué tal un pacto por la madurez, la responsabilidad y el sentido común entre la CEOE y los sindicatos de clase?

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