A millones de euros de distancia de los trabajadores

Cuando Toxo y Méndez comparecieron ante los medios codo con codo con su colega Michael Sommer,  presidente de la poderosa confederación de sindicatos alemanes DGB, no se esperaban que entre sus argumentos hubiera uno que les fuera a sacar los colores.

Sommer, Toxo y Méndez

Sommer, Toxo y Méndez

Y es que, Sommer explicó que el movimiento sindical en Alemania se aglutina en torno a la Federación Alemana de Sindicato (DGB), con unos 6,8 millones de afiliados. Unos afiliados que pagan de su bolsillo todos los gastos derivados de sus actuaciones (incluidos los gastos de las huelgas) con sus cuotas de entre 20-30 euros al mes –aproximadamente el uno por ciento de su salario bruto–. Lo que les confiere un importante peso político por su independencia. (La Razón)

El problema de las subvenciones, como bien señala Sommer, no reside únicamente en su cuantía. El problema es que a día de hoy, UGT y Comisiones Obreras se sientan en la mesa a discutir con la mano que les da de comer. No es difícil imaginar que entran en conflicto los intereses de las organizaciones con los de los trabajadores a los que teóricamente representan.

Las cifras que maneja la prensa sobre lo que supondrá económicamente el acuerdo para los sindicatos no sólo miden el tamaño de las subvenciones, sino la distancia a la que UGT y CC.OO se separan de los trabajadores. Cada millón de euros que reciben es un golpe más en la línea de flotación de su capacidad de representación. Cada millón de euros que reciben nos recuerda los más de 4.5 millones de empleos que no han conseguido preservar.

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