La huelga ‘boomerang’

Casimiro García Abadillo, vicedirector de El Mundo y colaborador de medios como Onda Cero, COPE, Telemadrid o RNE, escribía una columna de opinión del 30 de septiembre con motivo de la huelga. El título de la misma, “La huelga ‘boomerang’”.

El diagnóstico de García Abadillo da en la diana de los males del sindicalismo de clase. El periodista resume en cuatro puntos los motivos de los problemas de movilización de la pasada huelga, que, a pesar de plantearse en un contexto de crisis y con una reforma laboral deficiente, no consiguió contar con la participación (ni la simpatía) de la opinión pública.

Cuatro problemas que se podrían haber evitado. Cuatro problemas que FASGA no tiene.

«Huelga ‘boomerang’

¿Por qué no han conseguido que la mayoría de los trabajadores secundara una protesta que, según ellos mismos, era «la más justificada de la democracia»?

1.- Porque han sido cómplices de una política económica que ha elevado el paro a casi cinco millones de personas.»

Los sindicatos de clase UGT y CCOO, durante tres años, han preferido el dejar que las cosas se arreglarán por sí mismas, han dejado pasar un tiempo valioso y han evitado la negociación y el acuerdo por temor a posicionarse ante la sociedad y perder sus privilegios. FASGA, mientras tanto, ha asumido responsabilidades firmando convenios colectivos que garantizaban el mantenimiento del empleo en las empresas.

«2.- Porque muchos parados jóvenes y con contratos temporales no creen que defiendan sus intereses.»

Porque han sido los primeros en sentir la crisis, los primeros que perdieron sus empleos y a los que CCOO y UGT no ha prestado atención alguna. Para ellos son ya estadística.

En las empresas en las que FASGA tiene representación y capacidad de negociación, el 85% de los trabajadores tiene contratos fijos.

«3.- Porque han creado una estructura de privilegiados alejada de los problemas reales de los trabajadores.»

FASGA es un sindicato profesional: todos los representantes de la Federación acuden  a sus puestos de trabajo y comparten rutinas y problemas con sus compañeros.

«4.- Porque mantienen un discurso trasnochado propio de una izquierda cuya representación parlamentaria hoy es ridícula.»

FASGA es un sindicato independiente: su única ideología es el empleo seguro, de calidad, y con derechos.

García Abadillo cierra su columna con estas palabras.

“Los sindicatos son hoy tan necesarios como hace 100 años, pero sus líderes no pueden actuar como lo hacían hace un siglo.

El fracaso de la huelga general hace necesaria una rectificación a fondo del sindicalismo en España. «

Los sindicatos de clase han quedado atrapados en una red de simpatías y antipatías, dependencias económicas y actuaciones opacas que los convierten en un problema más que en una solución. FASGA propone una meta clara y una identidad única: el sindicalismo independiente que lucha por el empleo.
Cada vez son más los trabajadores que se afilian y representan a los sindicatos independientes en España.

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