La pasada huelga del 29 de septiembre ha servido únicamente para dejar una estela de malestar y enfado. Ni ha habido, ni parece que vaya a haber nada positivo que extraer de una jornada que más pareció una obra de teatro sacada a la calle que un verdadero clamor por los derechos laborales. Prueba de ello son las muestras de afecto mostradas al día siguiente de la huelga entre el Gobierno y UGT.
A pesar de que la reforma laboral es un claro retroceso en las condiciones de los trabajadores, facilitando el despido por motivos económicos, y poniendo aún más trabas a la contratación de jóvenes, mujeres y mayores, el punto de mira de la opinión pública está claramente centrado en los sindicatos de clase.
El sindicalismo del siglo XIX que plantean UGT y CC.OO. ha puesto de manifiesto todos los defectos de una manera de trabajar que ha quedado obsoleta. Desde el desacierto de convocar la huelga para una fecha en la que la reforma ya ha sido aprobada, hasta la pésima imagen de los manifestantes obligando a otros a hacer una huelga que no comparten, el 29 de septiembre dibujó un retrato nada favorecedor del sindicalismo español.
Pero otro sindicalismo es posible. Uno que apueste por el diálogo en lugar de huir de él; uno que busque soluciones y no confrontación estéril; uno que obtenga más resultados que ciudades cubiertas de pegatinas, lunas de autobuses rotas y titulares que gritan ‘fracaso’. La actitud de UGT y CC.OO. está llevando a algunas voces de la opinión pública a plantearse incluso la existencia de los sindicatos.
Nosotros les invitamos a conocer FASGA para que entiendan que la necesidad de una representación sindical sigue existiendo. Que los derechos y las condiciones laborales siguen siendo una causa que hay que defender, y hoy más que nunca. Aunque eso no quiere decir que haya que seguir haciéndolo como hace un siglo.
FASGA es un representante del sindicalismo del siglo XXI, independiente, con una meta clara, el empleo, y un estilo propio, el diálogo.
Bienvenidos a este blog que hoy inauguramos.